¿Qué es una comunicación interventricular?
Una comunicación interventricular (CIV) es un orificio entre las cavidades derecha e izquierda del corazón.
El corazón tiene cuatro cavidades: dos superiores, una a la derecha y otra a la izquierda, llamadas “aurículas”, y dos inferiores, también a la derecha y a la izquierda, llamadas “ventrículos”.
En un corazón normal, las cavidades derechas e izquierdas están separadas unas de otras por una pared denominada “tabique”. El tabique auricular separa la aurícula derecha de la izquierda, mientras que el tabique ventricular separa el ventrículo derecho del izquierdo.
Es normal que los bebés nazcan con un pequeño orificio entre las dos aurículas, que suele cerrarse durante las primeras semanas de vida.
Normalmente, no existe un orificio entre los dos ventrículos, que se conoce como “comunicación interventricular”, pero algunos bebés lo tienen al nacer.
La comunicación interventricular es uno de los defectos cardiacos congénitos más comunes, que se da entre el 0.1 % y el 0.4 % de todos los recién nacidos vivos. Este defecto es una de las causas más frecuentes de consulta al cardiólogo pediátrico (el médico que trata el corazón en los niños).
Descripción de la comunicación ventricular
La comunicación interventricular puede producirse en diversos lugares y tener diferentes tamaños. El tabique ventricular está compuesto por distintos tipos de tejido: una parte es músculo y la otra es un tejido fibroso más delgado. El método de tratamiento de la comunicación interventricular dependerá, en parte, de la ubicación y el tamaño del orificio en el tabique.
Cuando la comunicación interventricular es pequeña, no suele ocasionar problemas. Por lo general, el médico detecta este orificio porque escucha un sonido adicional en el corazón, denominado soplo (enlace solo disponible en inglés) durante un examen físico de rutina.
En la mayoría de los casos, el orificio pequeño se cierra solo, en particular si está ubicado en la parte del tabique que es músculo. Aunque no se cierre, normalmente este tipo de orificio no afecta la salud.
Sin embargo, la comunicación interventricular a veces puede estar asociada a la aparición de otros problemas cardiacos. Si la comunicación interventricular es pequeña, pero no se cierra, el cardiólogo debe controlar al niño de forma periódica.
Si la comunicación interventricular es grande, puede causar síntomas que suelen ir apareciendo de manera gradual en los primeros meses de vida. Antes del nacimiento, la presión en el lado derecho y el lado izquierdo del corazón es equivalente.
Cuando el bebé respira por primera vez, la presión en los pulmones y el lado derecho del corazón comienza a disminuir. Es un proceso lento y la presión en los pulmones suele alcanzar un nivel normal en un periodo de entre 2 y 4 semanas.
Por lo tanto, en las primeras semanas de vida, los bebés que tienen una comunicación interventricular grande pueden no mostrar síntomas. A medida que la presión en el lado derecho del corazón disminuye, la sangre comienza a circular a los pulmones por donde encuentra menor resistencia (desde el ventrículo izquierdo, atraviesa la comunicación interventricular y se dirige hacia el ventrículo derecho para llegar a los pulmones). Con el tiempo, esto provoca síntomas de insuficiencia cardíaca congestiva (enlace solo disponible en inglés), por lo que debe tratarse.
Es más difícil hacer un pronóstico en el caso de las comunicaciones interventriculares de tamaño mediano o moderado. A veces sucede que los bebés que nacen con una comunicación interventricular moderada presentan problemas de insuficiencia cardiaca congestiva al igual que aquellos con un orificio grande. Otros no presentan ningún problema, pero deben recibir seguimiento.
La comunicación interventricular no puede agrandarse, pero sí puede achicarse o cerrarse por completo. Cuando se le diagnostica esta anomalía a un bebé, en general, el cardiólogo no recomienda realizar una cirugía de inmediato. Suele hacer un seguimiento atento del bebé e intentar tratar los síntomas de insuficiencia cardiaca congestiva con medicamentos. De esta forma, se puede esperar a ver si el orificio se reduce o se cierra por sí solo.
Signos y síntomas
La comunicación interventricular presenta un soplo muy característico, al punto de que el cardiólogo puede ser capaz de identificar la ubicación y calcular el tamaño del orificio solo por ese sonido.
Con frecuencia, el soplo no se detecta al momento del nacimiento. Sin embargo, con los cambios de presión en los pulmones, el aumento de la circulación por el orificio entre las cavidades de bombeo puede escucharse como un soplo.
Los orificios pequeños hacen un ruido más fuerte que los grandes, por lo que el soplo puede escucharse más fuerte a medida que la comunicación interventricular se cierra. Es similar a lo que sucede con una manguera. Si el agua fluye libremente, hace un sonido suave. Si se aprieta la salida de la manguera con el dedo para achicarla, el sonido se hace más fuerte. Es importante recordar que un soplo fuerte no significa que el orificio sea grande.
Los bebés que tienen una comunicación interventricular moderada o grande que provoca una circulación excesiva de sangre hacia los pulmones presentan signos de insuficiencia cardiaca congestiva, como respiración acelerada y dificultades para alimentarse. El síntoma más importante para observar es el crecimiento del niño. Si presenta marcados signos de esta afección, es posible que sea necesaria una cirugía para cerrar el orificio.
Los bebes con insuficiencia cardiaca congestiva significativa tendrán problemas para desarrollarse y para lograr un aumento de peso normal en los primeros meses de vida.
Los bebés que tienen un poco más de circulación hacia los pulmones pueden crecer con normalidad, ya que la anomalía no afecta su capacidad para alimentarse. Aún pueden presentar algunos signos sutiles de insuficiencia cardiaca congestiva, como respiración acelerada continua.
Diagnóstico de la comunicación interventricular
Como la comunicación interventricular ocasiona un soplo, en la mayoría de los casos, puede diagnosticarse mediante un examen físico.
Este defecto cardiaco también puede diagnosticarse mediante ecocardiogramas fetales. Es uno de los defectos cardiacos que se detectan en ecografías exploratorias. El diagnóstico temprano del defecto permite la planificación después del nacimiento.
Los ecocardiogramas pueden brindar información detallada acerca de la anatomía de las estructuras cardiacas afectadas por este defecto congénito. También nos dan información importante acerca del funcionamiento del corazón.
Obtenga más información sobre nuestro Programa Cardiaco Fetal (Fetal Heart Program) (enlace solo disponible en inglés).
Con un electrocardiograma (enlace solo disponible en inglés) se puede determinar el tamaño de las cámaras para ver si hay distensión en el corazón a causa de la comunicación interventricular. El resultado de este estudio puede ser normal al momento del nacimiento y cambiar con el tiempo, a medida que empeora la insuficiencia cardiaca congestiva y el corazón se agranda. Además, puede indicar la existencia de otros defectos cardiacos asociados a la comunicación interventricular.
Las radiografías de tórax (enlace solo disponible en inglés) permiten seguir la evolución de la insuficiencia cardiaca congestiva porque muestran el tamaño del corazón y el volumen de sangre que circula hacia los pulmones. Estas imágenes también pueden ser normales al momento del nacimiento y cambiar con el tiempo.
La mayoría de los casos en los que se sospecha que la comunicación interventricular es pequeña basándose en un soplo cardiaco no requerirá un ecocardiograma, ya que tienden a cerrarse. Sin embargo, cuando es moderada o grande, se debe hacer al menos un ecocardiograma para que el cardiólogo pueda tener una perspectiva completa de la anomalía. El ecocardiograma también observará todas las estructuras del corazón para detectar cualquier otro problema asociado.
Algunos niños con comunicación interventricular tendrán que someterse a un cateterismo cardiaco. Este procedimiento le permite al cardiólogo determinar el volumen de sangre que circula hacia los pulmones. Puede servir para evaluar si es necesaria la cirugía en niños que presentan signos leves de insuficiencia cardiaca congestiva cuando no es evidente la necesidad de reparación quirúrgica. También puede ser necesario un cateterismo cardiaco si hay un diagnóstico tardío de comunicación interventricular (después de los primeros años de vida) con inquietud por presiones anormalmente elevadas en los pulmones. En este caso, el cateterismo es importante para ayudar a decidir si será seguro cerrar la comunicación interventricular.
Tratamiento de la comunicación interventricular
La mayoría de las comunicaciones interventriculares de tamaño pequeño o moderado necesitan seguimiento y controles periódicos con el cardiólogo. Por lo general, estos son más frecuentes en bebés mientras se los monitorea para detectar el desarrollo de síntomas, pero pueden ser menos frecuentes en niños mayores con comunicaciones interventriculares pequeñas, con visitas al cardiólogo cada pocos años.
A los bebés que tienen una comunicación interventricular grande se los puede examinar con una frecuencia semanal para seguir de cerca su crecimiento y decidir el momento de la cirugía.
Los bebés que presentan algunos signos de insuficiencia cardiaca congestiva, por lo general, reciben tratamiento con medicamentos, que normalmente son diuréticos para eliminar el exceso de líquido en los pulmones.
A los bebés que tienen problemas para desarrollarse y no crecen porque no pueden alimentarse con normalidad, se les indica una leche de fórmula con más calorías o leche materna enriquecida que los ayude en el crecimiento.
A veces sucede que los bebés se cansan al alimentarse. En ese caso, puede ser necesario colocar una pequeña sonda que se introduce por la nariz hasta llegar al estómago. Este es un método temporal para suministrar alimento al bebé. La meta es brindarle al bebé más nutrición para que pueda crecer más antes de la cirugía.
Si la comunicación interventricular está en el músculo o está parcialmente cubierta por otras estructuras del corazón, puede hacerse más pequeña y causar menos problemas con el tiempo. En ese caso, no será necesaria la cirugía y, con el tiempo, el bebé dejará de recibir medicamentos.
Cuando los síntomas de la comunicación interventricular son difíciles de controlar con medicamentos o le impiden crecer al bebé, suele recomendarse la cirugía para cerrar el orificio. El cierre quirúrgico de una comunicación interventricular aislada se hace sin complicaciones en aproximadamente el 99 % de los casos.
En algunos pacientes con múltiples comunicaciones interventriculares u otros problemas cardiacos asociados, a veces es más seguro esperar para realizar una cirugía de reparación completa hasta que el niño sea más grande. Sin embargo, si todavía tienen síntomas importantes a pesar de los medicamentos, pueden someterse a un procedimiento para disminuir la cantidad de flujo sanguíneo a los pulmones. Este procedimiento se llama colocación de banda en la arteria pulmonar. En este procedimiento, se coloca una banda artificial alrededor de la parte exterior de la arteria que va a los pulmones para hacerla más estrecha. Por lo general, esta banda se retirará más adelante si el paciente se somete a una cirugía para cerrar los orificios o si los orificios se vuelven mucho más pequeños.
En ciertos casos, la comunicación interventricular puede cerrarse mediante un dispositivo de cierre aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA), que se coloca usando un catéter cardiaco (un pequeño tubo de plástico a través del cual se introduce el dispositivo). Esto se hace con más frecuencia en pacientes mayores. En los bebés, la colocación del dispositivo por medio del catéter requiere una cirugía limitada.
Perspectiva a largo plazo
Normalmente, el caso de una comunicación interventricular pequeña que no llega a cerrarse no causa ningún problema a largo plazo. Sin embargo, según la ubicación del orificio, puede ser necesario el seguimiento de por vida. Este seguimiento es para observar problemas ocasionales que pueden desarrollarse con las válvulas que pueden estar cerca del orificio o con aumento de músculo en el ventrículo.
Si la comunicación interventricular se cerró sola o se cerró por completo mediante la cirugía, el niño no necesitará ningún medicamento ni tendrá ningún tipo de restricción.
Las comunicaciones interventriculares grandes y, en algunos casos, las moderadas que no se cerraron también pueden causar dos problemas.
En primer lugar, los bebés pueden tener síntomas permanentes de insuficiencia cardiaca congestiva. Los que presentan un crecimiento deficiente debido a insuficiencia cardiaca congestiva pueden tener problemas de desarrollo del cerebro durante sus primeros años de vida. Es durante esta etapa que el cerebro se desarrolla más rápido, por lo que es importante que el bebé reciba una buena nutrición.
Los bebés con insuficiencia cardiaca congestiva tienen un riesgo mayor de contraer infecciones, en particular de los pulmones. Es posible que su respuesta a una infección pulmonar no sea tan buena como la de otros bebés y se enfermen gravemente, hasta con un resfriado común. Las vacunas pueden protegerlos de algunas infecciones pulmonares, pero no de todas, y las complicaciones pueden poner en riesgo su vida.
En segundo lugar, como los pulmones están expuestos a una presión y una circulación excesivas durante años, los vasos de estos órganos pueden reaccionar engrosando sus paredes. En consecuencia, la presión en los pulmones es mayor.
Puede ser tan alta que ocasione que la sangre azul (con poco oxígeno) del ventrículo derecho circule por la comunicación interventricular hacia el ventrículo izquierdo y se mezcle con la sangre roja (oxigenada).
La cantidad de oxígeno en la sangre que llega al resto del cuerpo del paciente es menor, por lo que empieza a presentar cianosis (color azulado de labios y uñas). La presión alta en los pulmones puede revertirse al principio si se cierra el orificio, pero, con el tiempo, se vuelve irreversible y causa insuficiencia cardiaca. Una vez que se han producido cambios permanentes en los pulmones, ya no es seguro cerrar el orificio. Esta combinación de un orificio sin reparar y presión permanentemente alta en los pulmones se llama síndrome de Eisenmenger.
Sin embargo, si se diagnostica y trata de manera correcta, el niño que presenta una comunicación interventricular grande puede llevar una vida normal, con la misma expectativa que los demás y sin ninguna restricción.