Depresión y suicidio (Depression and Suicide)
El suicidio es la segunda causa de muerte en los niños y jóvenes de 10 a 24 años. Las investigaciones muestran que más del 95% de las personas que se suicidan tienen depresión u otro trastorno mental o de consumo abusivo de sustancias diagnosticable, con frecuencia en combinación con otros trastornos mentales. Es importante tratar la depresión cuanto antes para ayudar a prevenir una crisis de salud mental. Si el niño o adolescente tiene síntomas de depresión casi todos los días durante dos semanas o más, es necesario que se le haga una evaluación.
LÍNEA DE PREVENCIÓN DE SUICIDIOS
Llame gratis a la Línea directa para prevención de suicidios (National Suicide Prevention Lifeline, NSPL) al 988 las 24 horas del día, los 7 días de la semana. El servicio está disponible para todos. Las personas sordas o con dificultades auditivas pueden comunicarse con Lifeline por TTY al 988. Todas las llamadas son confidenciales. En caso de emergencia llame al 911.
Llamadas desde fuera de Estados Unidos
La Asociación internacional para la prevención del suicidio (International Association of Suicide Prevention, IASP) ha compilado un directorio de líneas directas de prevención en América del Norte, América del Sur, Europa, y más.
Factores de Riesgo de Suicidio
La depresión no es el único factor de riesgo para el suicidio. Hay algunas experiencias en la vida de un niño o adolescente que lo ponen en mayor riesgo. Aunque algunos de estos factores de riesgo no se pueden cambiar, es importante saber que pueden aumentar la posibilidad de un intento de suicidio. Algunos de los principales factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de suicidio en niños y adolescentes son:
- Historia familiar de depresión o suicidio
- Trastorno psicológico, especialmente depresión, trastorno bipolar y/o trastorno por consumo abusivo de alcohol y drogas
- Intento de suicidio previo
- Acceso a un arma de fuego
- Eventos de la vida estresantes o pérdidas y falta de apoyo familiar
- Afección médica grave y/o dolor fuerte
- Inquietudes sobre la identidad sexual
- Antecedentes de abuso o haber sufrido hostigamiento severo
Signos y Síntomas de Depresión
La conducta de los niños y adolescentes deprimidos puede ser distinta a la de los adultos con depresión. Los psiquiatras de niños y adolescentes aconsejan a los padres conocer los signos de depresión en sus hijos. Si uno o más de estos signos de depresión persiste, los padres deben buscar ayuda:
- Tristeza, ganas de llorar o llantos frecuentes
- Desesperanza
- Disminución del interés por actividades o incapacidad de disfrutar actividades que antes eran sus favoritas
- Aburrimiento o poca energía persistentes
- Retraimiento de los amigos o la familia
- Autoestima baja y culpa
- Mayor irritabilidad, enojo u hostilidad
- Problemas en las relaciones
- Quejas frecuentes de enfermedades físicas como dolores de cabeza o de estómago
- Ausencias frecuentes de la escuela o mal desempeño en la escuela
- Baja concentración
- Cambio importante en patrones de comida y/o sueño
- Hablar sobre huir de casa o intentarlo
- Ansiedad
Algunos Signos de que un Niño/a o Adolescente Está Considerando el Suicidio
- Regalar o vender posesiones valiosas o queridas
- Hablar o hacer bromas sobre suicidarse
- Decir cosas como “Sería mejor estar muerta” o “Me gustaría desaparecer para siempre”
- Despedirse de amigos y miembros de la familia como si fuera la última vez
- Escribir historias y poemas o publicar textos en internet sobre la muerte, morir o el suicidio
Factores de Protección
Algunas cosas en la vida pueden ayudar a proteger a una persona de los pensamientos e intentos suicidas:
- Conexión con la comunidad
- Apoyo de los amigos y la familia
- Creencias espirituales que valoran la vida y se oponen al suicidio
- Acceso a atención médica y tratamiento
- Habilidades para la resolución de problemas
- Hábitos de estilo de vida saludable (sin abuso de sustancias)
Acción Preventiva
Si los padres u otro adulto en la vida de un joven sospechan que hay un problema de depresión, deben:
Estén atentos - Aunque no es común en niños pequeños, el suicidio es una posibilidad. Conozcan los signos de advertencia y los factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de suicidio de su hijo/a.
Hablen con su hijo/a - Hablar sobre el suicidio no le dará a su hijo/a la idea de intentar suicidarse. Si un amigo o un ser querido murió, se suicidó o está muy enfermo, hablen con su hijo/a sobre eso y presten atención a sus sentimientos.
Hablen con otras personas - Si su hijo/a tiene pensamientos o conductas suicidas, hablen con otras personas que lo cuidan y miembros del personal escolar para que ellos puedan observar con cuidado a su hijo/a cuando ustedes no están cerca.
Mantengan las armas bajo llave - El sentido común indica que las armas, medicamentos, alcohol y venenos estén guardados fuera del alcance de los niños y adolescentes, pero esto es especialmente importante en el caso de niños y jóvenes en riesgo de suicidio.
Obtengan tratamiento para su hijo/a - Si su hijo/a sufre depresión, tiene riesgo alto de depresión u otra enfermedad mental, es esencial que obtenga tratamiento.
Infórmense - Obtengan información confiable en bibliotecas, líneas de ayuda y otras fuentes. Participen en un grupo de apoyo para familias. .
Recursos
Una visita a un médico de familia o pediatra puede ser el primer paso. Pero si cree que su hijo/a está sufriendo una crisis y ha tenido intentos de suicidio anteriores, amenaza con hacerse daño o usted simplemente tiene una “intuición”, obtenga ayuda para su hijo/a inmediatamente. No espere para llevar a su hijo/a a la sala de emergencias pediátricas.
Que su hijo/a tenga depresión o ideas suicidas no significa que sean malos padres o que hayan hecho algo para causar el dolor que siente. Lo mejor que pueden hacer es obtener ayuda y apoyo para su hijo/a se recupere.
Apoyo Para un Adolescente en el Tratamiento Para la Depresión
- Hágale saber que usted está a su lado para escuchar y ofrecer apoyo. Ahora más que nunca, su hijo/a adolescente necesita saber que es valorado, aceptado y que están ahí para cuidarlo.
- Fomente la actividad física. Anime a su hijo/a adolescente a mantenerse activo. El ejercicio puede ayudar mucho para aliviar los síntomas de la depresión, por eso busque maneras de incorporarlo en el día a día de su hijo/a adolescente.
- Fomente las actividades sociales. El aislamiento solo empeora la depresión, por eso anime a su adolescente a ver amigos y elogie los esfuerzos por socializar. Ofrezca llevar a su adolescente a pasear con amigos o sugiera actividades sociales que puedan resultarle interesantes, como deportes, clubes después de la escuela o una clase de arte.
- Participe en el tratamiento. Asegúrese de que su hijo/a siga todas las instrucciones del tratamiento y vaya a la terapia. Es especialmente importante que tome todos los medicamentos siguiendo las instrucciones.
- Aprenda sobre la depresión. Cuanto más sepa, mejor preparado estará para ayudar a su hijo/a con depresión.
Cuidar a Toda la Familia Cuando un Hijo/a Ttiene Depresión
Como padre/madre que se enfrenta a la depresión adolescente, puede darse cuenta de que toda su energía y atención se dedica a su hijo/a deprimido. Es posible que descuide sus necesidades y las de otros miembros de la familia. Si bien su hijo/a con depresión debe ser una prioridad, es importante mantener a toda la familia fuerte y sana durante esta época difícil.
- Cuídese - Para ayudar a un adolescente con depresión, usted necesita estar sano y tener una actitud positiva, por eso no debe ignorar sus propias necesidades.
- Pida ayuda - Obtenga el apoyo emocional que necesita. Pida ayuda a amigos, participe en un grupo de apoyo o vea a un terapeuta para usted.
- Hable abiertamente con el resto de la familia - No haga que el tema de la depresión sea un secreto en un intento por “proteger” a sus otros hijos. Los niños saben algo no está bien. Hable abiertamente sobre lo que está pasando e invite a sus hijos a hacer preguntas y compartir sus sentimientos.
- Recuerde a los hermanos - La depresión en un hijo puede causar estrés o ansiedad en otros miembros de la familia, por eso asegúrese de que los niños “sanos” no queden olvidados. Los hermanos pueden necesitar atención individual o ayuda profesional para manejar sus sentimientos sobre la situación
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